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Violencia e Inseguridad Ciudadana II

Jueves 27 de julio de 2006.-


Ayer hablamos de la violencia e inseguridad ciudadana en nuestro país, que nos han convertido en el país más violento de todas las Américas; y manifestamos la conclusión, que todos, sin excepción, somos solidariamente culpables, pero al mismo tiempo, siendo parte de la culpa, también somos parte de la solución del problema.
El problema es complicado y con tendencia al aumento y es capaz de meterle miedo al más valiente. Sin embargo, como dice el sabio refranero popular: a grandes malos, grandes remedios. La ciencia lo explica de otro modo, utilizando la Ley de los opuestos: A grandes negatividades, grandes soluciones.
Veamos un ejemplo: Un pequeño río, que se seca en verano; no puede hacer mayor daño, pero tampoco puede utilizarse con gran eficiencia. Un gran río, que se desborda continuamente, puede represarse y utilizarse sabiamente; produciendo electricidad, pesca e irrigación, entre otros.
Con otro ejemplo:
El odio y el amor están juntos y sólo existe entre ellos una pequeña línea divisoria. El cantante no está equivocado al manifestar: que tan sólo se odia lo querido… El punto medio es el punto más distante. Si entramos a un circulo, la distancia más larga donde podemos entrar es su centro, si seguimos más allá de él, empezamos a salir. La distancia más grande entre el odio y el amor es la indiferencia. Odio y amor son opuestos, pero están más cerca…
De esa forma, las negatividades de nuestro país y nuestro pueblo, pueden trasmutarse. La fuerza de los problemas, puede ser, la fuerza de las soluciones.
Dicho de manera religiosa: Transformar nuestros pecados en virtudes, con la misma intensidad, pero de sentido contrario.
Somos tierra de pasión y de pasiones; no las sometamos ni las eliminemos, tarea imposible: canalicémoslas.
Somos egoístas y nuestro circulo sentimental es estrecho: pensemos en qué país le daremos a nuestros hijos y nietos, si seguimos así ¿Acaso podremos vivir en él? Si la respuesta es sí ¿Viviremos con tranquilidad y felicidad?
Somos religiosos: ¿Cómo multiplicaremos los talentos que Dios nos dio?
Somos políticos partidarios: ¿Qué país gobernaremos? ¿Podrá acaso gobernarse?
Somos empresarios: ¿Cómo nos desenvolveremos en un mundo cada vez más globalizado y competitivo, inmersos en un país caótico y emproblemado? Somos patriotas: ¿En qué lugar pondremos a nuestro querido país en el concierto de las naciones?
Somos codiciosos: La gallina de los huevos de oro no se mata, porque nos quedamos sin huevos, sin oro y sin gallina.
Somos responsables ante las generaciones futuras de la clase de país que les entregaremos. Somos responsables ante Dios y ante la Patria, de nuestro comportamiento individual, el cual sumado, nos da la conciencia colectiva. El mensaje: que cada uno cambie, o al menos trate de cambiar positivamente.
Séneca nos daba la clave: “Vive con los hombres como si Dios te mirase; habla con Dios, como si los hombres te oyesen”.
Siempre ha habido maldad e injusticia, como podemos ver en todos los libros sagrados y en escritos comunes. Virgilio (en su Égloga a Polión manifestaba hace un poco más de 2,000 años:… “Revuelto siglo presente, por doquiera andan confundidos lo justo y lo injusto, por todas partes existen las guerras y los crímenes, bajo mil formas distintas…
En el Quijote, Juan Haldudo pega a su criado Andresillo. Don Quijote defendiendo la causa del débil la emprende contra el desalmado “caballero”. Se confía de su palabra. El amo azota más de la cuenta, en cuanto desaparece Don Quijote. Así se siguen burlando las leyes y las promesas.
Kierkegaard, en sus discursos cristianos, pretende la imposibilidad de establecer y aplicar la justicia terrenal; trasladando esta tarea únicamente al último juicio: el eterno. Yo prefiero pensar como José Ingenieros: “Hay que mirar cada vez más lejos; más vale equivocarse en una visión de aurora (de buena nueva), que acertar en un reponso de crepúsculo (de tragedia). Con nuestra participación decidida podemos decir: “Que todo tiempo futuro será mejor”.
Naturalmente tenemos que participar buscando el bien común y no sólo nuestros intereses personales. Todo el mundo comprende que la paz no es solamente el fin del conflicto armado, ya que eso es tan solo un inicio (si bien, bueno y fundamental) en la búsqueda y en la consolidación de la paz…
La concordia, la tolerancia, la convivencia, la hermandad, la armonía, la caridad, el buen deseo para nuestros semejantes, que pueden sintetizarse en una palabra: Amor; deben combinarse con la justicia, la verdad y la libertad, que son virtudes supremas enlazadas entrañablemente con la paz. Sin esa participación decidida de todos los hombres y mujeres de buena voluntad, la paz no sería posible. Fuera de ello, paz sin libertad, sin verdad y sin justicia, no es una verdadera paz, sino que imposición…
Todos los sectores involucrados en la vida nacional tienen que participar desde sus diferentes perspectivas. Debe buscarse la resultante que los complemente positivamente; en lugar de enfrentarse negativamente, neutralizándose; o aprovechando unos de acusar a los otros; con el beneplácito y beneficio de los delincuentes.
Siempre hay un punto tangencial entre 2 posiciones aparentemente antagónicas. La diversidad de opiniones, hábilmente entrelazadas, conducen a la verdad.
La sociedad debe participar y el Gobierno tiene que escuchar. Debemos exigir que se nos demande y demandar que se nos exija.

Analizar las medidas efectivas que en otros países han aplicado excelentes resultados, adaptándolas a nuestros medios o bien analizando los factores que han influido para disminuir, mantener o aumentar la tasa de criminalidad en los diferentes municipios de nuestro país se vuelve indispensable.